El nombre de este Blog se lo debo a Francis Cabrel, un cantante francés que sin querer conocí en el segundo piso de la casa en La Reina, cuando mi padre nos pidió que escucháramos con atención la musica que la tía Porota nos había traído de regalo desde París, donde vivía hacía más de veinte años.
De inmediato, sus canciones nos cautivaron a todos...
Mi madre las tarareaba a pesar de no entender mucho el idioma, al igual que mi padre, aunque debo reconocer que él lo hacía un poco mejor. En cuanto a mis dos hermanos y a mi, lograbamos cantar sin problemas las canciones, lo que nos permitía reirnos cruelmente de nuestros padres, quienes a diferencia de nosotros no habían estudiado en un colegio francés.
Es así como Cabrel pasó a formar parte de la familia y sin quitarle el trono a Silvio, nos acompañó camino al colegio, en las vacaciones al sur, en los asados los domingos, en la micro cuando íbamos a la universidad, mientras estudiábamos e incluso más de una vez fue la música de fondo mientras pololeábamos.
Hoy, lo escucho en mi casa y a pesar de que todas las canciones me recuerdan algún momento especial, hay una que no dejo de cantar en la ducha: Carte Postale.
No sé exactamente la razón por la que tanto me gusta, pero con los años he entendido que quizás se deba a que la imagen de una carta postal olvidada sobre un buffet, en medio de un lugar abondanado, donde abunda el silencio, la oscuridad, las cortinas sucias y el polvo, me intriga enormemente.
Preguntas como ¿qué dirá esa carta? o ¿quién la habrá escrito? son inevitables cada vez que escucho o canto esa canción. Quizás algún día imagine sus palabras con la esperanza de rescatarla del abandono en que Cabrel la dejó inmortalizada en una de sus canciones...