Porque ser claustrofóbico es temerle a mis abrazos,
porque ser ateo es no creer en mis palabras,
porque ser egoísta es no aceptar mis “te quiero”.
Por todo eso.
Por todo eso.
Con la esperanza de que llegue a su destino o se pierda entre las miradas de aquellos ávidos lectores que siempre saben cómo responder...