17 de febrero de 2010

Temblores


Todas las tardes desde hace 30 años, Soledad no hacía otra cosa que sentarse frente a la ventana, sostener el lápiz verde entre sus dedos y pensar en Él...

La acompañaban largas horas de silencio, seguidas por un minuto en que su respiración se agitaba. Era entonces cuando se desabrochaba el primer botón de su blusa blanca y respiraba hondo.

Hoy estaba decidida. Empezaría esa carta. Miró la hoja y desafiando el miedo, apretó sus dedos con fuerza. De inmediato entendió lo que sucedía.... sus manos empezaban a sudar, a temblar.

Le fue imposible no dejar caer el lápiz... y con él, todo intento de pedir perdón.

1 comentario:

Maese dijo...

Bastante Pitonisa tu entrada, 10 días no?,
Que otras cosas nos pasan a diario que el miedo nos detiene?, a mi varias...

saludos