
Y quedé en silencio,
al medio de tus ojos,
al borde de tus besos.
Y quedé sin voz,
al escucharte silencioso,
y descubrir tu corazón.
Y caí mil veces,
entre miedos de ternura,
y miradas sin pudor.
Y quedé contando,
las horas, días y años,
en que recordaba ya tu voz.
Y quedé entre sueños,
caminando sin dolor,
y recogiendo en cada paso...
... lo que aún queda eterno en esta habitación.