1 de julio de 2007

"Cita con Ángeles"

Apareces sin aviso,
coincides en mi vida,
sonríes y entiendo…

…debes ser un ángel…

Caminamos sin destino,
inventas mil historias,
te detienes en silencio…

…nada es como antes…

Son palabras en papel,
un lugar inacabado,
y de pronto...

…melodías...

¿Martini? ¿Pisco Sour?
prefiero tu sonrisa,
que me encanta, me cautiva…

…debes ser un ángel…
Fotografía de Alessandro Contadini

19 de junio de 2007

Aún queda...


Y quedé en silencio,
al medio de tus ojos,
al borde de tus besos.

Y quedé sin voz,
al escucharte silencioso,
y descubrir tu corazón.

Y caí mil veces,
entre miedos de ternura,
y miradas sin pudor.

Y quedé contando,
las horas, días y años,
en que recordaba ya tu voz.

Y quedé entre sueños,
caminando sin dolor,
y recogiendo en cada paso...

... lo que aún queda eterno en esta habitación.

28 de mayo de 2007

Delirio


Entras y me miras
Sales nuevamente
Desapareces

Algo extraño en mis ojos
Te quedas apenas
No dices nada

...Delirio...

Son malas noticias
Lo adivino en tus manos
No sabes llorar

No escuchas el trueno
Tomas mi mano
Me besas, te vas

Hace tanto frío
Entras nuevamente
Me abrazas

Me ahogo en preguntas,
Susurros y miedos
No escucho

La luz ya se apaga,
Te paseas dos veces
Das vuelta y te vas

... Delirio...

17 de mayo de 2007



Sucedió cualquier día,
una tarde de desesperanza.
Cuando la angustia y el miedo,
apuñalaban esta ciudad sin sueños.

Sucedió lo inexplicable,
un encuentro en años alma.
De esos puros, fantasiosos,
algo mágicos, atemporales.

Sucedió que leía un libro,
una historia inacabada.
Lo confundí con un poema,
por su mirada, por sus versos.

Sucedió que sentí frío,
y sus brazos me abrazaron.
Le agradezco su confianza,
ese día...

...esa tarde.

Sucede que hoy lo observo,
con el alma entrecortada.
En un día cualquiera,
en esta ciudad ya sin miedos.

3 de mayo de 2007

En Secreto

Cuando miró su reloj, comenzó a sudar... quedaban sólo 15 minutos para verlo. Se encontrarían a las tres de la tarde en el Parque Forestal, a Antonio le encantaba ese lugar...
Ella estaba complicada, no sabía realmente si lo que estaba haciendo estaba bien o si se estaba aprovechando de la buena voluntad de su amigo. Hacía días que lo notaba medio deprimido.

Ella caminaba despacio aquél día de octubre, como queriendo hacer los minutos más largos. No estaba segura de nada, pero este encuentro era su única posibilidad... Sólo tenía que pasarle a Antonio esas 300 páginas impresas que llevaba entre sus manos y que amenazaban con caer producto del nerviosismo. El viento soplaba más fuerte que en un día normal y las hojas hacían un ruido que en cierto modo la tranquilizaba.

Su objetivo era que Antonio, quien hace muy poco trabajaba en una editorial, se llevara la historia, la leyera y luego intentara publicarla... era su única esperanza. Para ella, que ya había escrito tanto... publicar esas 300 páginas era su sueño... o más bien, uno de sus sueños, porque tenía muchos y de ellos... vivía. Es verdad, era media egoísta con ese tema, porque no los compartía con casi nadie, salvo con un par de personas. Antonio era una de ellas.

Mientras caminaba despacio por el parque y apretaba con fuerza el borrador contra su pecho, Antonio la esperaba paciente, con la mirada algo perdida y sentado en la misma banca donde hacía exactamente un mes había ido a llorar en silencio... después de aquella tarde en que había perdido todo...

...Si tan sólo se hubiese negado a llevarle una taza de café. Pero eran tan amigos. Si se hubiese resistido a ella, tal como lo venía haciendo desde hacía más de cinco años. Si tan sólo él no los hubiera visto...

De pronto, Antonio se dio cuenta de que estaba a punto de llorar sólo por recordar aquél fatal error. Se secó los ojos con ambas manos y levantó su mirada. A lo lejos, vio a su amiga. La reconoció de inmediato, venía caminando despacio, con temor y llevaba algo entre sus manos... supuso que era el borrador del que habían hablado ayer por teléfono cuando quedaron de juntarse en el Parque Forestal a las tres.
Para él, este encuentro era una especie de catarsis, la posibilidad de olvidar...

Cuando ella estuvo cerca, él se levantó, dejó atrás los recuerdos, borró de su mente el café... la oficina ... a “ella”... a su amigo que ya no lo era y con un tono alegre la saludó.

- Hola, te estaba esperando... ¿Cómo estás?
- Muy bien ¿y tu? Tienes los ojos llorosos... ¿te sientes bien?
- Sí, es que estoy medio resfriado, pero no importa... bueno ¿y? ¿Dónde está el famoso borrador?...
- No te burles...
- Pero amiga... ¡¡¡Jamás lo haría!!! Son bromas... tu sabes cómo soy... Disculpa, es que ando medio torpe últimamente.
- No importa. Mira Antonio sé que puede ser un poco patudo de mi parte, pero necesito que leas esto y que lo... es decir... si te gusta que intentes publicarlo en la editorial donde trabajas ahora. Me dijiste que te habías ganado un buen puesto ahí aunque no te pagaban tanto como antes...
- Pero no importa la plata amiga... me gusta lo que hago... ¡Y claro que leeré tu historia! ¿De qué se trata?
- Jajajaja... ¡No seas curioso! Léela y sabrás... sólo puedo decirte que se trata de una mujer a la que le gusta escribir, que está enamorada y que intenta a través de las palabras, conquistar al hombre de su vida. Es algo así como una recopilación de cartas no publicadas, que la protagonista decide, en un momento crítico de su vida, mostrarlas...
- Ya... no sigas, sino no lo leeré. En todo caso tiene mucho de ti la protagonista... ¿O me equivoco?

Sin saber lo que esas palabras significaron, Antonio le sonrió. Ella, sólo pudo observarlo en silencio, bajar la cabeza y decirle...

- Algo... puede ser... ¡Pero es una novela Antonio! No seas tonto...
- Estaba bromeando, tranquila...
- Que chistoso.

Luego, como si lo necesitara enormemente, él la abrazó. Ella, quieta entre sus brazos, respiró profundo y rogó para que ese momento no acabara jamás... para que fuera un abrazo eterno, tal como lo describía en aquél borrador. Él, con lágrimas en los ojos, no pudo evitar recordar el café, el azúcar, recordarla a “ella”, recordar su mirada tierna, sus labios, aquél beso y luego... la imagen de su amigo... que ya no lo era.

La apretó más fuerte contra él y agradeció en silencio tener una amiga así. Luego la soltó. Fue entonces cuando ella le preguntó con tono dulce.

- ¿Qué pasa Antonio? Te noto triste. ¿Tanto te afectó dejar tu antiguo trabajo?
- No, no es eso... es que...
- No te quedes con las cosas adentro. Confía en mi, así como yo confío en ti y te traigo una historia.

Luego, en voz baja, casi susurrando, ella dijo...

-Mi historia...

Antonio no escuchó. Estaba complicado. Él siempre había sido chistoso y alegre, pero ahora no podía... sólo pensaba en qué decir...
De pronto, la posibilidad de contarle a su amiga aquella terrible historia que lo tenía hoy de vuelta en el Parque y con lágrimas en los ojos, ya no resultaba tan absurda, entonces comenzó...

- Amiga... no sé como empezar... pero hace cinco años que amo con locura y en secreto. Me resistí a ella mucho tiempo... pero...

Ella lo escuchaba atenta, erradamente ilusionada y creyendo que por fin su sueño, su historia... se hacía realidad aquella tarde de octubre.

19 de abril de 2007

Insomnio

No podía soñar. No podía dormir. Sus párpados permanecían arriba, retenidos por alguna fuerza extraña, totalmente desconocida. Luchó... luchó con su cuerpo y sus sentimientos contra “aquello” que no lo dejaba cerrar los ojos, que lo obligaba a levantarse... a caminar casi sonámbulo por el dormitorio, a prender una vela, a beber leche caliente y a mirarse al espejo...
Así, de pie frente a su imagen, lo entendió todo. Su rostro era de madera y dos hilos salían amenazantes desde sus párpados color raulí. Lloró con los ojos abiertos, lloró eternamente, mientras arriba, la multitud aplaudía a aquél tirano que lo mantenía sin sueños.

5 de abril de 2007

En otoño...



Esa extraña necesidad de escribir en otoño,
de plasmar en papel mil palabras,
para decir y dibujar todo entre murmullos.

Todo... porque afuera en la calle,
las hojas luchan por ser parte de una historia,
de esas que son citadinas, santiaguinas.

Historias de otoño tan nuestras que asustan.
Impregnadas de miradas y tristeza,
a veces de alegrías, momentos y sonrisas.

Esa extraña necesidad de caminar en otoño,
de recoger en tres actos una hoja,
de guardarla luego en un libro...

Después de un tiempo encontrarla,
y asombrada escribir con ella una historia,
quizás mía, quizás tuya... ojalá nuestra.

Esa extraña necesidad de escribir en otoño...

28 de marzo de 2007

Yo “también” Acuso









Hoy Yo Acuso.
Pero no como Zolá,
No habrá carta abierta al presidente,
No arremeteré contra las autoridades,
No defenderé a nadie.

Mi situación es más simple.
Yo lo acuso a usted, señor,
por no medir consecuencias,
por no mirar más allá,
por no saber interpretar.

Yo lo acuso en nombre de muchos,
que cegados por su locura,
han quedado solos,
juzgados,
desterrados.

Yo acuso sus palabras dantescas,
Su maldad infundada,
Su actuar sin vergüenza.
Lo acuso por sus redes,
esas malditas redes...

Hoy, yo lo acuso por llorar,
Lo que usted mismo ha engendrado,
Yo lo acuso en su locura,
En sus versos,
En su silencio.

¡Que lo apoyen en su “bondad”!
Yo lo acuso por el no juicio.
Por su ojo palpitante,
Su mirada encantadora,
Yo lo acuso a usted, señor.

¡Que me juzguen y destierren!
Si por acusarlo de este modo,
Hablo sólo con razón,
Y abandono entonces mi pasión.

23 de marzo de 2007

Elegido









Y entonces...
¿Quién de vosotros tendrá el honor?
de caer,
empuñar el llanto,
de vivir entre los vivos...

¡Cuidado!
Siempre están los ciegos,
Entumecidos,
Retorcidos,
Gimiendo entre acordeones.

Son ya mil vueltas,
mil besos,
mil espantos,
y ninguno de vosotros habéis hablado,
ni siquiera anhelado.

Ha sido un tiempo eterno,
de vientos y cuerdas,
donde sólo uno,
quien yace callado y amado,
tendrá el honor.

...de deambular entre pupilas...
...de vivir entre los vivos...

21 de marzo de 2007

Historia

Siempre ha sido así...
una palabra, una expresión
y yo que muero ante tus versos.

Al principio, palabras sueltas,
luego una conversación,
y hoy aquel café,
olvidado, secreto e inocente.

Entre luces te divisé,
despierto, cansado y atractivo,
sabía que vendrías,
me lo dijeron tus palabras.

Siempre ha sido así,
desde hace dos horas, dos semanas,
dos años, quizás dos siglos,
cuando te conocí...

19 de marzo de 2007

Vida y Muerte de una Canción

Escucha cuando respiro,
son sólo notas,
no te asustes,
no corras,
soy yo.

Un concierto hay aquí dentro,
esperando eterno,
ser escuchado,
querido,
y amado.

Siente mis palabras,
que son acordes,
melodías,
quizás tuyas,
jamás mías.

Dices nunca,
y me dejas sola,
en silencio y muda,
mientras escuchas,
que ya no respiro.